2. La vida sin sentido del humor es imposible. Los graves, densos y malhumorados deberían ser condenados a trabajo comunitario en la granja de Orwell.
3. Creo en el sagrado derecho de sacarse el cerebro y dejarlo en el velador. Hay momentos en que entretenerse porque sí es sano para la salud mental, la cabeza y el corazón.
4. No insulto y no acepto insultos. Tengo el más alto concepto de la raza humana (en general) y salvo los lateros del punto 2, creo firmemente que podemos compartir el planeta sin odios, sin violencia. (Lo que no significa que uno sieeempre sea humilde, caritativa, paciente y resignada).
5. Creo en la diversidad de opiniones. Así el mundo se vuelve más ancho y entretenido.
6. Mi palabra no es ley: si yo encuentro mala una película a usted perfectamente le puede parecer una joya y viceversa. La objetividad no existe, menos en una columna de opinión, y las opiniones disidentes me encantan.
7. Amo el cine, el teatro, los libros y el arte en general porque sólo a través de ellos (y quizás el psiquiatra) podemos entender y sobrevivir a lo inabordable e inexplicable que nos depara la vida.
8. No creo en el “no tengo tiempo”. Perderse una buena película, un estupendo montaje teatral, un buen libro, una serie entretenida o un potente recital es más nocivo que hacer una huelga de hambre seca.
9. Ensartarse con un filme, aburrirse hasta el sueño con una obra de teatro, dejar caer un libro o quedar con los oídos destruidos a causa de un mal concierto es parte de los riesgos de salir al mundo y vivirlo. Y es aprendizaje en estado puro.
10. Los artistas y lo que ellos hacen está entre lo mejor que tenemos en este planeta. Aunque a veces se equivoquen o se pongan pesados ¡aproveche lo que nos legan!